Con su último disco, Basta, Las Pelotas se lanzan a cantarle, entre otras cosas, al amor –gracias al impulso que les dio el hit de su última placa, Será- con más orgullo que “antiguas” vergüenzas; dejan atrás definitivamente sus propios prejuicios y demuestran que pueden ser escuchados por cualquier persona adicta a los 40 principales.
La carraspera de Daffunchio en algunas canciones, dignas de ser cantadas para las chicas en un fogón, le da un contorno especial a las poesías románticas y pegadizas, como en Dicen que la distancia, La brisa, Buscando un cambio y La marmota.
Y, como si fuera poco, un tema alegre y hasta

Además, Las Pelotas se afirman como uno de los grupos de rock más importantes de la escena local, consiguiendo el sonido más soberbio y poderoso de toda su trayectoria discográfica.
En la voz de Germán Daffunchio queda delegada la mayor parte del disco. En el comienzo del último album el ex Sumo manifiesta toda su rabia: “quemará los cimientos del tiempo, hasta que puedan mostrarnos las promesas de un tiempo mejor”, juran sus estrofas, dejando en claro que la furia de Las Pelotas –más allá de las baladas- sigue intacta.
El primer corte de la placa, Como un buey es, sin duda, el tema “pelotero”, por excelencia, de los trece que conforman Basta. Con su voz esforzada, Alejandro Sokol transmite todo lo que tiene para decir, al igual que como lo hace en Partidos, una hermosa mezcla de funk moderno y trompetas a cargo de Alejandro Gómez. En un rock and roll como ya no estás se advierten claramente las influencias en David Bowie, con sutiles arreglos en los coros.
En el final de Basta, con Más que un deseo, los sonidos de sintetizadores evocan de forma automática al clásico de Peter Gabriel: In your eyes.
Por primera vez en trece años Las Pelotas grabaron fuera de su estudio en las sierras cordobesas de Nono y lo hicieron en el mítico estudio Panda, con la producción artística del también tecladista de La Portuaria Sebastián Schachtel y Daffunchio, quienes ya habían agarrado juntos el timón del trabajo anterior, Esperando el milagro.
Por Hernán Navarro (Piter)
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